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BIENVENIDOS A LA HUERTA SOCARRÁ

Quiero daros la bienvenida a esta iniciativa para recuperar variedades locales de la huerta tradicional de La Horcajada,un pequeño pueblo de Ávila dentro de la comarca agrícola del Alto Tormes.

Nuestra huerta se encuentra en La Horcajada, localidad abulense regada por las aguas del río Tormes, tierra de buena gente y lugar donde nacieron parte de mis antepasados.

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Vista de La Horcajada desde la «Peña Gorda»

Esta localidad está dentro de la comarca agrícola del Barco de Ávila-Piedrahita, y englobado según el Consejo regulador en la zona donde se puede cultivar judías del Barco con la Indicación Geográfica Protegida (IGP), las cuales en 1989 obtuvieron el IGP, convirtiéndose en el primer producto leguminoso en obtener dicha indicación.untitled

Este IGP ha dado una fama casi universal  a las judías de esta zona, que se han convertido en un producto muy apreciado en todas partes.

Pero mucho antes de esta merecida fama, ya se cultivaba legumbre en toda la comarca. Antiguamente todas las tierras de la vega del Tormes estaban ocupadas de huertos donde los lugareños cultivaban hortalizas y legumbres para alimentarse y ganarse la vida, por lo que estas tierras conocidas como Las Vegas, eran muy cotizadas.

Hoy en día como ocurre en toda la zona rural española, y concretamente en Castilla, los pueblos están sufriendo una despoblación paulatina, y a pesar de que últimamente existe una corriente que pretende regresar a los pueblos en busca de una mejor calidad de vida, lo cierto es que con el envejecimiento de la población cada vez son menos los que se dedican a la agricultura, quedando así la mayoría de las tierras abandonadas o como huertos de entretenimiento para las personas que buscan comer un poco más sano.

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Noria abandonada

Esto ha provocado que muchas variedades hortícolas locales se estén perdiendo para siempre provocando un daño irreparable para la biodiversidad local. Cada vez son menos los que siembran variedades locales y quienes se dedican a la agricultura como hobby, sustituyen estos tesoros locales por el «típico plantón tradicional», en algunos casos más productivo y fácil de conseguir, pero que duda cabe que con mucha menos adaptación a la zona y un sabor nada comparable a los originales.

EL PROYECTO

Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la Naciones Unidas (FAO) entre los años 1900 y 2000 se perdieron el 75% de las variedades agrícolas del mundo debido a la substitución de los cultivos locales por un número limitado de variedades agrícolas orientadas exclusivamente al rendimiento comercial.

Creemos que las semillas son vida, y como tal deben ser patrimonio de todos, no patentes industriales como ocurre en algunos casos de semillas híbridas y transgénicas, que atan de pies y manos al agricultor con una multinacional que solo busca el rendimiento económico.

Las semillas locales tradicionales aportan propiedades organolépticas muy superiores a las variedades comerciales imperantes, además de estar mejor adatadas a las condiciones ambientales locales lo que hace que respondan mejor a condiciones adversas. Esta biodiversidad hace posible que el riesgo de sufrir plagas se reduzca considerablemente con lo que la probabilidad de pérdidas masivas de cosecha es mucho menor.

Ante este panorama surgió la idea de recuperar variedades hortícolas locales y conseguir reproducirlas ecológicamente para aportar nuestro granito de arena a la conservación de estos tesoros naturales y contribuir a mejorar la biodiversidad de nuestra flora local.

LA HUERTA

Para ello contamos con una huerta en La Horcajada, la cual se ha dedicado desde muchos años atrás al cultivo tradicional de hortalizas. Consta de dos partes una de regadío en la que existen varios árboles frutales antiguos y otra dedicada a cultivos de secano. Después de unos años en barbecho, esta huerta volverá a ser un reducto de biodiversidad local.

Somos defensores de la agricultura ecológica, creemos que únicamente respetando los ciclos vitales de cada variedad y tratándolas naturalmente y libre de agrotóxicos, pueden conseguirse unos alimentos ricos y sanos que nos permitan tener una buena la salud, a la vez que respetamos la naturaleza que es fuente de vida. Creemos firmemente en el dicho popular «somos lo que comemos». En la huerta nos guiamos mucho del refranero popular, que gracias a la abuela y a sus conocimientos del mismo, nos dan orientaciones estupendas de varios aspectos hortícolas.

Llevamos tiempo intentando recuperar semillas autóctonas naturales a través de amables agricultores que han colaborado con nosotros donándonos algunas variedades y otras obteniéndolas a través de pequeños trueques entre hortelanos aficionados.

Aunque seguimos buscando semillas locales, este año empezamos con el proyecto de reproducción de semillas autóctonas y para ello estamos ya a pleno rendimiento con las labores previas a la plantación, tareas imprescindibles para un correcto desarrollo posterior de los cultivos, y en cuanto las nieves nos lo permitan, nos pondremos con el trabajo de campo. Estas tareas son la planificación del huerto, preparado de la tierra e inicio de semilleros en las variedades que lo requieren.

Si os apetece descubrir la evolución paso a paso de este proyecto y conocer las variedades locales de nuestra huerta, os invito a seguir este blog, donde os mostraré el desarrollo completo de la huerta de principio a fin, como trabajamos nuestra huerta, como cultivar las distintas variedades locales en las que la joya de la corona serán las legumbres, sin dejar de lado obviamente al resto de hortalizas donde tendremos un apartado especial para las hortalizas exóticas, donde este año haremos un ensayo con una variedad de judía nunca antes plantada en España con más de 50 años de antiguedad. En resumen, un sitio donde compartir la experiencia que vamos adquiriendo con el trabajo y estudio diario de la tierra.

 

PATATAS FINAS, UN TESORO DE NUESTRA TIERRA

Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, nuestra comarca de el Barco de Ávila en 1989 obtuvo el reconocimiento de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) para las judías aquí cultivadas, convirtiéndose así en el primer producto leguminoso en obtener dicho reconocimiento. Dentro de este IGP se recogen las siete variedades de alubias (judión, morada larga, pipo morado, planchada, riojana, arrocina y garbancera) cultivadas en la comarca de El Barco de Ávila que va desde la zona de influencia de el Barco de Ávila hasta la zona de Piedrahita.

Desde que se obtuvo este IGP, las judías de El Barco de Ávila han obtenido una merecida fama mundial avalada por sus excepcionales cualidades culinarias. Pero aunque las alubias son el producto estrella de la comarca, existe otro producto de la tierra, muy conocido entre las personas del lugar, pero no tanto de cara al exterior: las patatas finas.IMG_20190419_144531

Las patatas finas son una variedad autóctona que no tiene ningún parecido con ninguna otra variedad del país, fácilmente reconocible por la gran cantidad de ojos que presentan en la superficie y su color interior amarillo pálido. Son unas patatas de tamaño no muy grande y excepcionales para la cocina. Con ellas, la abuela prepara uno de sus platos estrella, patatas finas con arroz o con bacalao. Las personas de más edad del lugar, nos cuentan que estas patatas se cultivan en la zona desde hace muchísimos años y que sus padres y abuelos ya las cultivaban, motivo suficiente para que nosotros las cultivemos y aportemos nuestro granito de arena para su conservación.

Mientras que en otras zonas hace tiempo que las patatas están sembradas, nosotros esperamos hasta finales de abril o principios de mayo para sembrarlas y reducir la probabilidad de que se hielen.

El primer paso para su plantación es elegir las patatas adecuadas para la siembra. Nosotros junto a las patatas finas también sembramos  patata roja muy típica de la zona y otras patatas rosas y moradas. Mientras que las patatas finas por su tamaño las sembramos enteras, el resto de patatas más grandes las cortamos en trozos dejando mínimo uno o dos grillos por trozo. Las patatas las troceamos la víspera de plantarlas para que suelten todo el almidón, también podemos ponerlas ceniza en el corte para evitar la aparición de hongos.img_20180806_122652.jpg

La tierra debe estar suelta y con tempero, con humedad. Nosotros como regamos por goteo, no realizamos surcos. Cavamos una zanja y en el caso de que la tierra no tenga humedad suficiente, damos un buen riego y dejamos que se drene el agua. En el fondo de la zanja, colocamos una buena cama de estiércol curado o humus, colocando encima las patatas, para a continuación taparlas con la tierra.IMG_20190507_120337

Si la tierra tiene buen tempero, las patatas no deben regarse hasta que hayan nacido para evitar pudriciones. A medida que la planta va creciendo podemos ir aporcando el tallo para que aguante con más fuerza la verticalidad.

A lo largo del cultivo, el mayor problema que solemos sufrir es el escarabajo de la patata. Nosotros no tratamos nuestros cultivos con químicos, por lo que la mejor manera de controlar esta plaga es mantener una buena biodiversidad en la huerta que favorezca el control biológico, atrayendo así depredadores naturales que nos ayudarán a mantener sanos nuestros cultivos. Aun así, revisamos las plantas cada cierto tiempo, retirando a mano los escarabajos y sus huevos que encontremos.

Al final del verano, nuestras patatas estarán listas para ser sacadas de la tierra. Para ello, cuando la parte aérea de la planta se esté secando, dejaremos de regarlas, cortaremos la planta desde el tallo y la dejaremos en la tierra hasta que termine de secarse totalmente. Cuando observemos que la planta cortada esté totalmente seca, (a los10-15 días) será el momento de sacar las patatas. Este truco nos lo enseñó un amigo y la verdad que las patatas engordan bastante en esos últimos días.

Cuando saquemos las patatas, las dejaremos en la tierra para que terminen de secarse antes de guardarlas en un lugar seco y oscuro para que se mantengan en perfectas condiciones.

Al sacar las patatas, la tierra se encuentra suelta y con jugue, en condiciones idóneas para sembrar algún tipo de cultivo de otoño-invierno como pueden ser berzas, coles o brócolis.

Quien no conozca este tipo de patatas finas, recomiendo que si tiene la oportunidad no deje de probarlas, son un placer para los sentidos y un tesoro de la tierra que debe cuidarse.

 

ALUBIAS:LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

Todos hemos escuchado que las alubias provienen de América, pero ¿sabemos que miles de años antes de que Colón llegara a América ya existían alubias en el viejo mundo?

Desde hace siglos las legumbres han sido cultivadas por casi todas las culturas, desde el Neolítico. Cuando la humanidad comienza a cultivar la tierra, junto a los cereales, se convierten en uno de los alimentos básicos de la especie humana.

Hay datos científicos que avalan que en el Próximo Oriente, hace más de 6.000 años, existió uno de los primeros vestigios de la domesticación de variedades silvestres de lenteja, garbanzo o guisantes, expandiéndose luego por todo el mediterráneo.

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Legumbre del viejo continente

Se han hallado restos que demuestran que los egipcios tenían veneración por las lentejas, cosa que luego adquirieron otras culturas como la romana.

En poco tiempo las lentejas, habas y garbanzos formaron parte de la alimentación básica de egipcios, griegos y romanos. Pero no solo de la alimentación, también formaron parte de la cultura de estas sociedades.

La legumbre formaba parte de las celebraciones de numerosas sociedades como la egipcia y la romana.

En España concretamente, los primeros cristianos del siglo III, celebraban una festividad en la que honraban a sus difuntos y les llevaban garbanzos, altramuces, lentejas y habas.

También existen tratados como el de Carlomagno o el de Casiano Baso del siglo V que explican como debe ser su cultivo y su uso como plantas medicinales.

Está claro el origen de todas estas legumbres en el viejo mundo, pero, ¿qué ocurre con la reina de las legumbres? ¿De donde provienen las alubias también conocidas como judías, frijoles o con un sin fin más de nombres?

Las alubias son también uno de los alimentos más antiguos y han formado parte importante de la dieta humana desde tiempos remotos. Empezaron a cultivarse aproximadamente hacia el año 7000 A.C. en el sur de México.IMG-20180316-WA0007

Los estudios científicos establecen que el frijol común se originó en Mesoamérica y posteriormente se domesticó entre los 5000 y 2000 años a. C. en dos zonas de América: Mesoamérica (México y Centroamérica) y los Andes (Sudamérica). A partir de este frijol silvestre se formaron dos acervos genéticos domesticados distintos, Mesoamericano y Andino del que descienden el resto de Phaseolus que se extendieron por el resto de territorios.

Cuando los “conquistadores” del Imperio español llegaron al continente americano, descubrieron las diversas variedades de frijoles que allí existían. Cristóbal Colón las llamó faxones y favas por su parecido a las habas que ya se conocían desde tiempos inmemoriales en el viejo mundo.

Los primeros exploradores trajeron consigo en su viaje de vuelta a España numerosas variedades vegetales nuevas, entre ellas diferentes variedades de frijoles.

De España rápidamente se expandieron por el resto de Europa y rápidamente llevaron estos frijoles a todos los lugares de viejo mundo llegando a principios del siglo XVII a ser ya cultivos populares en Europa, África y Asia.

El origen americano del phaseolus es una realidad científica incontestable, pero cuando nos hemos preguntado por el origen de la alubia en España, también llamada judía, nos surge la siguiente duda.

La palabra alubia proviene del árabe Al-lubya, y ésta a su vez de un helenismo que sirvió para llamar a los frijoles en arameo, lubya. En España se tomó el nombre árabe y se transformó en alubia para designar al grano seco de los frijoles.

Hasta ahora se había defendido que el origen de la palabra judía, respondía a la palabra yudiya. Pero recientemente se ha constatado que este origen es equivocado. Probablemente el origen de esta palabra es la utilización de esta palabra para designar algunas variedades vegetales como cardo judió o fesol judío, degenerando y utilizando solamente la palabra judía.

Esto nos genera una duda, ¿Cómo es posible que existan las palabras alubia y judía que se remontan incluso a tiempo de los sumerios, si aquí no se conocían hasta el regreso de Colón?

Simplemente es imposible. Las alubias eran conocidas en el viejo mundo miles de años antes de que llegaran los phaseolus de América. Existen restos materiales y documentales que así lo avalan. Simplemente responden a un taxón diferente al phaseolus. Estas variedades serían del género Vigna (Vigna unguiculata, vigna mungo), Dolichos, cajanus cajan y otras hoy en día por desgracia extintas.

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Carillas, vigna unguiculata

En España estas variedades no tenían la misma aceptación que otras legumbres como las lentejas o los garbanzos, salvo las alubias de los árabes y las judías que comían los españoles sefardíes en sus tradicionales guisos, como el choment o la adafina.

A pesar de que estas variedades eran taxonómicamente diferentes a las traídas de América, como eran similares a las que ya existían en el viejo mundo, tuvieron una buena acogida y se siguieron llamando alubias o judías, y poco a poco se fueron incorporando al recetario popular.

El continuo comercio con América posibilitó un intercambio continuo de legumbres. Las variedades americanas enseguida llegaron en barcos a España y al resto de Europa, Asia y África, y de la misma manera se llevaron garbanzos, lentejas, habas y variedades del género vigna.

Comenzó así una imparable expansión de las distintas variedades de alubias, llegando a ser uno de los principales alimentos en el mundo, siendo un alimento que salvó numerosas vidas en Europa durante las hambrunas de la Edad Media.

La evolución de las alubias ha sido diferente en cada zona. Debido a características innatas de cada variedad y a influencias climatológicas y culturales, las alubias siguieron un proceso diferente en cada lugar, dando lugar a miles de variedades adaptadas cada sitio.IMG_20190120_171521

La historia de la legumbre en general, y las alubias en particular, no es solo una historia de agricultura, si no que llevan en sus genes la historia de la humanidad, de cómo domesticaron las variedades silvestres, de cómo eran las culturas antiguas y como han evolucionado las mismas. Estamos obligados a conservarlas, no solo por la importancia de la biodiversidad, si no porque cuando una variedad se extingue, se extingue con ella una historia, una cultura, y no nos lo podemos permitir, ni por nosotros, ni por nuestros antepasados.

Acodo aéreo en frutales.

Una forma sencilla de reproducir nuestros árboles y conseguir ejemplares idénticos a los padres.

A veces nos gustaría tener nuestros propios frutales, pero sembrarlos desde semilla requiere mucho trabajo, exige mucho tiempo y muchas veces deben ser injertados por lo que decidimos evitar todo esto y comprarlos. Pero puede ocurrir que ya tengamos algún árbol y queramos reproducirlo, bien para que no se pierda o bien porque queremos tener más ejemplares iguales. En este caso, tenemos dos formas de reproducirlos sin tener que hacerlo desde semilla, adelantando así mucho tiempo: por esquejes o estacas, o mediante la técnica del acodo.


Estos dos métodos sirven para casi cualquier árbol, no solo frutales. La técnica del esqueje ya la explicamos cuando reproducimos grosellas y frambuesas, así que hoy vamos a explicar como realizamos los acodos en nuestros frutales.


El acodo es un método de propagación por el cual provocamos que una rama consiga echar raíces mediante calor y humedad. De esta forma el resultado será genéticamente igual al padre.


Dependiendo de la variedad de árbol y el clima de cada zona, varía la época de realizar el acodo, pero en general podemos decir que el mejor momento es a finales del invierno cuando empieza a mejorar el tiempo con la llegada de la primavera.


Hay dos tipos de acodo básicos, el acodo terrestre que se basa en enterrar una parte de la planta en la tierra y el acodo aéreo que es el más adecuado para árboles con ramas gruesas y altas.

El primer paso es elegir la rama que vamos a acodar. Lo ideal es coger una rama joven, recta y con suficiente longitud. Una vez escogida, debemos practicar un corte en la piel en forma de anillo de un par de centímetros, para poder quitar la corteza de esa parte, que es de donde brotarán las raíces. Podemos aplicar un enraizante si queremos aumentar las posibilidades de éxito, pero no es indispensable.


Si queremos facilitar la aparición de raíces, podemos previamente someter a la zona en la que se va a provocar la aparición de raíces, a un proceso de etiolación, que consiste en tapar esa zona con una cinta opaca para que esa corteza pierda los cloroplastos y sea más similar a la corteza de las raíces. Este proceso puede durar varios meses.

Una vez realizada la incisión, debemos de tapar la herida con tierra. Esta tierra debe ser lo suficientemente esponjosa para que no se apelmace y permita un buen desarrollo de las raíces. Para ello nosotros usamos botellas recicladas, de manera que las cortamos para poder rodear con ellas la rama y rellenarlas con tierra.

A continuación cerramos la botella con cinta para evitar la perdida de tierra y humedad. Lo hacemos con cinta opaca para evitar que la luz afecte a las futuras raíces. Una vez que ya está la botella cerrada, regamos abundantemente, y después aislamos todo con más cinta para mantener la mayor humedad posible y mantener la zona con una temperatura adecuada.

Nosotros para terminar, envolvemos todo en bolsas de plástico de manera que conseguimos un mayor aislamiento y evitamos que alguna helada tardía afecte a las raíces.


Deberemos revisar a menudo el acodo para que nunca pierda humedad, podemos regarlo con una jeringuilla evitando así tener que deshacer el aislamiento.

Al cabo de unos meses, del acodo habrán brotado raíces suficientes para poder individualizar nuestra rama, así que cortaremos la rama por debajo del acodo y con mucho cuidado de no romper el cepellón, lo plantaremos en macetas con un tamaño suficiente para que sigan desarrollándose las raíces.


Es adecuado no plantarlo aun en su lugar definitivo, ya que al separarlos del árbol suelen sufrir, y es adecuado ponerlos a la luz, pero fuera del sol directo hasta que se hayan adaptado a la vida independiente.


Como veis es una forma sencilla de reproducir nuestros árboles, sobretodo para los casos en los que tenemos árboles viejos que queremos conservar.

REPRODUCIR GROSELLAS Y FRAMBUESAS POR ESQUEJE

Los frutos rojos son frutos preciosos a la par que saludables y exquisitos, unas plantas que no pueden faltar en nuestro huerto.

Vamos a ver como reproducir grosellas y frambuesas de una manera sencilla a partir de unos esquejes obtenidos en la poda de invierno.

Grosella roja en plena producción

En el caso de la grosella, se trata de un arbusto de hoja caduca, esto quiere decir que con el fin del verano empiezan a perder las hojas, momento en el que procedemos a realizar una poda. Dependiendo las zonas y según su climatología, se puede hacer en pleno invierno o a finales de invierno si la estación fría es demasiado severa.

En estas podas, cortamos la mayoría de las ramas viejas, dejando todas las ramas de un año y parte de las de segundo año, quitando el resto para que en primavera florezca con fuerza. 

Varas de grosella negra

Entre los restos de poda de ramas de un año, elegimos ejemplares lo más rectos posible y con una longitud mínima que nos permita enterrar mínimo 2-3 yemas. Lo ideal es que tengan mínimos unos 25 centímetros, pero si es mas largo, mejor aún. En algunos casos hemos conseguido reproducir ramas de tamaño menor, pero es más complicado.

Una vez que tenemos las estacas o esquejes seleccionados y cortados, debemos enterrarlas de manera que queden bajo tierra 2-3 yemas.

En función de la climatología de nuestra zona, podemos hacerlo directamente en tierra, nosotros lo hemos conseguido con algunos ejemplares, pero no es aconsejable. Lo ideal es utilizar contenedores que nos permitan tenerlos a cubierto. Nosotros utilizamos tiestos con un sustrato suelto que no se apelmace y permita crecer a las pequeñas y frágiles raíces incipientes. Se pueden usar contenedores individuales, o hacerlo de manera conjunta e ir trasplantando cuando hayan echado raíces.

Nosotros antes de enterrarlos, untamos la parte que va a ir bajo tierra en polvo enraizante a base de algas. También se puede utilizar enraizante casero hecho a base de lentejas. Esto es una opción para aumentar la probabilidad de éxito, pero sin enraizante también se puede hacer perfectamente.

A continuación enterramos 2-3 yemas en el sustrato, apretamos bien la tierra para que no quede aire y regamos con generosidad. Es indispensable que siempre haya humedad constante.

Nosotros los dejamos a cubierto, evitando así las fuertes heladas del invierno, y una vez que llega la primavera los sacamos al exterior.

Un truco que se puede utilizar para crear un clima adecuado de temperatura y humedad constante, es taparlos con una bolsa, de manera que se crea un mini invernadero que favorece el desarrollo de las raíces.

Una vez que llega el buen tiempo y han brotado las primeras raíces los transplamos al lugar definitivo y normalmente al año siguiente tenemos plantas suficientemente desarrolladas para dar fruto.

El caso de las frambuesas es un poco diferente. Éstas se reproducen por raíz y pueden llegar a ser una plaga, así que por norma general no tenemos que reproducirlas, ellas solas se ocupan de hacerlo. Pero hay veces que algún amigo nos pide alguna planta para su huerto, o nosotros queremos incluir alguna variedad nueva, como es el caso de este año que estamos reproduciendo grosella negra y frambuesa amarilla. En este caso hay dos formas de hacerlo.

Esquejes de frambuesa amarilla

La primera es igual que el caso de las grosellas. Se cogen varas de la poda de unos 20 centímetros y se entierran como hemos visto anteriormente. Pero la forma más fácil es coger un trozo de raíz. Como ya hemos dicho, son bastante invasivas y las raíces se reproducen con mucha facilidad, así que con cortar un trozo con raíz, la planta no se resentirá y nos aseguramos el éxito en la reproducción.

Cómo veis es una forma sencilla de tener nuevas plantas de frutos rojos. Son plantas muy agradecidas, que no requieren a penas cuidados y nos sirven en el huerto para atraer polinizadores, hacer de muro perimetral, cortavientos y por supuesto, nos proporcionan unos frutos bellísimos a la par que exquisitos y saludables, así que os animo a probarlo, seguro que os gusta.

EXTRACCIÓN DE SEMILLAS DE PEPINO

¿Sabes como extraer semillas de pepino de forma correcta? Sigue leyendo y te lo contaremos.

Hace poco estuvimos hablando sobre el proceso de extracción y conservación de las semillas en general. Vimos que existían varios métodos, extracción en seco y extracción húmeda. Dentro de este último, estaba el de extracción mediante fermentación, que es el utilizado en tomates, consiste básicamente en dejar las semillas a remojo en su jugo hasta fermentar, consiguiendo así que se eliminen los patógenos que puedan existir en la semilla.

También comentamos que este proceso era el adecuado para la extracción de semillas de pepino, así que vamos a verlo con un poco más detenimiento a través de unas fotografías.

El primer paso es seleccionar un ejemplar de pepino sano y que reúna las características que buscamos. El pepino es una variedad alógama, por lo que durante su polinización hay que guardar ciertas medidas de seguridad para evitar cruzamientos. Una vez seleccionado el ejemplar, debemos dejarlo madurando en la planta el máximo tiempo posible.IMG_20180924_103101Cuando el pepino está listo adquiere tonalidades oscuras, marrones, que nos indica que ya está suficientemente maduro. Si lo cogemos antes, las semillas no estarán bien desarrolladas.

Abrimos el pepino por la mitad y con una cuchara sacamos todas las semillas y las echamos con su jugo a un recipiente. Las semillas vienen recubiertas de una sustancia gelatinosa que las protege, igual que en los tomates. Para separar la semilla de esta sustancia hay que realizar el proceso de fermentado.IMG_20180924_103145Dejaremos las semillas en su jugo durante unos días, hasta que observemos que en la superficie comienza a desarrollarse una capa de moho, esto nos indicará que las semillas están listas para ser lavadas.IMG_20180923_123024Una vez fermentadas, las echamos a un colador y las lavamos con agua corriente. Este paso es un poco más laborioso que con el tomate. La sustancia gelatinosa suele quedarse adherida al colador, por lo que hay que lavar las semillas, retirarlas, lavar el colador y volver a repetirlo tantas veces como sea necesario hasta que las semillas queden totalmente limpias. IMG_20180923_123906Una vez limpias, solo nos queda secarlas y guardarlas bien etiquetadas. Siguiendo este procedimiento de fermentación, conseguimos semillas sanas, libres de patógenos y en perfecto estado para ser conservadas y germinadas. Está comprobado que las semillas de tomate y pepino obtenidas mediante el proceso de fermentación germinan en un porcentaje mucho mayor que las obtenidas sin él.

EXTRACCIÓN DE SEMILLAS

Tan importante como conocer las características de las plantas, como son el tipo de reproducción sexual (alógamas o autógamas) o la duración del ciclo vital (anuales o bianuales), es conocer la forma adecuada de extraer las semillas para tener plantas de calidad.

En la Huerta Socarrá nos preocupa seriamente la perdida de biodiversidad que estamos observando en los últimos años. Por ello dedicamos gran parte de nuestra huerta a recuperar y reproducir semillas de variedades locales y antiguas. Reproducir nuestras propias semillas locales es la única forma de luchar contra el monopolio de las grandes multinacionales de la agricultura, que están acabando con la biodiversidad y contaminando el mundo entero a través de sus semillas y sus tratamientos químicos.

Nosotros decidimos no depender de estas empresas y recuperar y reproducir nuestras propias semillas. Así que ahora que llega el final de la temporada de verano estamos en un punto clave del proceso de recuperación de semillas, la extracción, secado y almacenamiento de ellas.

Este es el punto más importante del proceso, ya que de él depende la viabilidad de las semillas. Una mala extracción, o un mal almacenamiento puede hacer que las semillas no germinan en las siguientes temporadas.

Este proceso consta de varias fases; la cosecha del fruto, la extracción, limpieza, secado y almacenamiento.

No hay una norma general que sirva para todas las semillas, cada una tiene sus especificidades, pero podemos decir que como norma general los frutos deben alcanzar su punto máximo de maduración en la planta (hay casos como el pimiento que sigue madurando dentro del fruto). Debemos conocer cada planta para saber que órgano contiene la semilla, hay frutos que contienen semillas, otros que las semillas están en el exterior, otras que aparecen en inflorescencias… Esto es importante para planificar la forma con la que vamos a obtener cada semilla.

EXTRACCION

Una vez que el fruto seleccionado está en su punto de maduración óptima o las inflorescencias están secas, es el momento de recolectar las semillas. Hay dos formas de hacerlo, la extracción en seco y la extracción húmeda.

La extracción en seco se utiliza para las semillas que nacen en vainas o en inflorescencias. Se pueden extraer mediante su trillado si es mucha cantidad, o manualmente, se rompe la vaina y se extraen las semillas.

La extracción húmeda suele ser la técnica utilizada en solanáceas y cucurbitáceas. Después de la extracción siempre debe haber un lavado de la semilla para separar la pulpa de la semilla. Hay algunas excepciones en solanáceas como los pimientos que se pueden dejar secar completamente y luego extraer en seco las semillas.

Dentro de la extracción húmeda, hay un subtipo que es la extracción mediante fermentación. Se utiliza sobretodo en tomates. Estas semillas están recubiertas de una sustancia gelatinosa que contiene una hormona que inhibe la germinación de las mismas. Mediante la fermentación se eliminan estos tejidos lo que permite una germinación adecuada. Además esta fermentación favorece la eliminación de las bacterias que pueda tener la semilla y así se evita la propagación de enfermedades transmitidas por las semillas.

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Semillas de tomate en su jugo

Para realizar la fermentación, se extraen las semillas con su jugo y se depositan en un recipiente tipo vaso. En caso de tomates con poco jugo, puede añadirse un poco de agua. La fermentación tendrá lugar entre 3-4 días, dependiendo de la temperatura exterior. Pasados dos o tres días, observaremos una capa de hongo blanco en la superficie, es el momento de retirarlas ya que si las dejamos más, corren el riesgo de germinar en un ambiente húmedo y cálido. Se echan las semillas en un colador y se lavan con agua corriente de manera que se elimina todo resto de pulpa que pueda quedar.

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Comienzo de la fermentación

LIMPIEZA

Las semillas se pueden limpiar de impurezas de varios modos. Bien mediante el cribado que separa los elementos por tamaño, por aventado, que consiste en utilizar las corrientes de aire que arrastrarán las pequeñas impurezas dejando las semillas que son más pesadas, o por inmersión en agua donde las semillas irán al fondo mientras que las impurezas quedarán suspendidas en la superficie.

SECADO

Las semillas una vez extraídas poseen una alta humedad por lo que deben ser secadas para que durante el almacenamiento no pierdan el poder germinativo. El secado debe comenzar inmediatamente después de la extracción. Una forma sencilla de hacerlo es ponerlo en un lugar ventilado y a la sombra. El tiempo que tardará en secar dependerá de la humedad que tenga la semilla y de la temperatura exterior. es recomendable secarlas sobre un material cerámico o de cristal ya que impide que se peguen a él las semillas. IMG_20180906_200925

ALMACENAMIENTO

Una vez que se han secado correctamente, debemos guardarlas correctamente. Lo ideal es guardarlas en recipientes herméticos a temperatura constante entre 5 y 10 grados y alejados de la luz. Pero también podemos almacenarlas en sobres, bolsas tipo zip, que aíslan bastante bien de la humedad, y siempre alejadas de fuentes de calor y a la sombra.

Es importante apuntar en el recipiente la variedad, el año de recolección y la procedencia.

De esta manera tendremos nuestras propias semillas que año tras año se irán adaptando a nuestra zona y así podremos tener plantas de calidad.

 

 

 

 

COMO CULTIVAR SIN AGUA

¿Se puede cultivar sin agua? Aquí unos pequeños consejos para adaptar nuestras plantas a cultivos de secano.

A  raíz de la publicación de la entrada sobre el cultivo de tomate de secano, ha habido mucha gente que se ha interesado por el cultivo de hortalizas sin agua, así que voy a intentar explicar un poco más detalladamente como se puede cultivar sin agua.

Como ya dijimos en la otra entrada, las semillas tienen una capacidad de adaptación increíble y guardan en su memoria genética las condiciones en las que han crecido. Esto quiere decir que poco a poco con los años, las semillas se van adaptando a las condiciones en las que son cultivadas. Si acostumbramos a una semilla a crecer con déficit de agua y esto lo seguimos haciendo con las generaciones posteriores de estas semillas, terminarán siendo auténticas semillas de secano.

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Tomate de secano y al fondo alubia blanca de riñón

Pero este proceso es progresivo, no es de hoy para mañana. Si queremos tener semillas adaptadas al secano, debemos ser constantes durante años hasta que éstas estén perfectamente adaptadas.

Las plantas que se cultivan sin riego, desarrollan un potente sistema radicular. Como no hay agua en la superficie, estas plantas desarrollan fuertes raíces con las que llegar a las capas más profundas de la tierra donde sí encuentran la humedad que necesitan.

El desarrollo de estas raíces es progresivo, por lo que el momento en el que plantar la planta es importantísimo. Si plantamos una planta pequeña cuando en las primeras capas de tierra ya no hay agua, morirá porque no tiene raíces con las que sacar la humedad profunda.

Teniendo esto en cuenta, el momento adecuado para plantar es a principios de primavera o finales de invierno (depende el lugar). En esta época la tierra suele estar húmeda por las lluvias o nieves del invierno. Al plantar o sembrar nuestras plantas, éstas van obteniendo el agua de las primeras capas de la tierra y a medida que esta humedad empieza a desaparecer y se va haciendo más profunda, las plantas van desarrollando progresivamente raíces más potentes para buscarla en las profundidades. Hay variedades de leguminosas como el Guandul Cajanus cajan,  que es la leguminosa mejor adaptada a la sequía, desarrolla potentes raíces de hasta tres metros de profundidad con las que abastecerse de agua, pero hasta esta leguminosa necesita humedad en los primeros estadíos.

Si nosotros intentamos cultivar de esta manera en pleno verano, probablemente fracasaremos ya que la planta en los primeros momentos de su ciclo vital no encontrará el agua que necesita. El momento de sembrar es vital en este tipo de cultivo.

Otro aspecto importantísimo es el acolchado. Nosotros usamos una buena capa de  hierba segada o paja como acolchado para reducir la evaporación de la humedad de la tierra, de esta forma damos un plus de humedad al suelo, aparte de protegerlo y alimentarlo.

Una vez que hemos plantado en el momento adecuado y hemos protegido el suelo adecuadamente, debemos observar las plantas. Como ya hemos dicho, esto es un proceso gradual. Los primeros años las semillas no estarán adaptadas por lo que puede que a lo largo del cultivo necesiten algún riego, con los años estos riegos serán cada vez menores hasta que no haga falta ninguno.

Insistimos en que todo es cuestión de adaptación progresiva, esto quiere decir que lo que en un sitio funciona, en otro puede no servir, o lo que en un año no necesita riegos al siguiente puede necesitarlo. Si una semilla está habituada a ser cultivada a 1.000 metros de altura, con inviernos con mucha precipitación, si la sembramos en Andalucía donde los inviernos son más secos y los veranos más cálidos, probablemente necesiten un tiempo de adaptación.

Los primeros años tendremos probablemente frutos más pequeños de lo normal. Pero con el tiempo iremos logrando  frutos calidad. Este año a parte de las semillas ya adaptadas al secano, hemos sembrado unas alubias de riñón cultivadas siempre en regadío. Las hemos sometido a un déficit controlado de agua. Solo las hemos regado cuando hemos visto peligrar la planta, y lo hemos hecho de forma escasa. En total se habrán regado 3 veces durante su cultivo. El resultado ha sido esperanzador. Algunas plantas no han producido vainas pero otras en cambio han producido vainas un poco más pequeñas de lo normal, que a pesar de haberse secado antes de tiempo, han dado unas alubias un poco más pequeñas que su tamaño habitual, pero completamente sanas, lo que nos permitirá seguir con su adaptación en años posteriores.

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A la derecha las alubias que sembramos y a la izquierda alubias que hemos obtenido.

Resumiendo, es vital si queremos tener éxito en este tipo de cultivo, el momento de sembrar o plantar, el acolchado y sobre todo la paciencia, ya que lleva años que las semillas se adapten y se conviertan en verdaderas semillas de secano. Y por supuesto, todo lo que se adapta se puede desadaptar, así que los que tengáis semillas ya adaptadas a la sequía cuidado con regarlas en exceso, porque se harán «vagas» y perderemos estos tesoros!

COMO CULTIVAR TOMATES DE SECANO

¿Se puede cultivar tomate sin regarlos? ¿Son viables los cultivos de hortalizas sin agua?

Estos días he cosechado los primeros tomates cultivados en secano, sin haberlos regado ni una sola vez desde que los trasplantamos. Mucha gente se ha sorprendido de poder cultivar tomates sin agua, preguntaban si eran semillas genéticamente modificadas y cosas similares. No son semillas especiales, ni modificadas en laboratorio, ni magia, ni nada por el estilo. Sencillamente es adaptación y selección natural. Todas las plantas se adaptan a su entorno y van mejorando en generaciones posteriores, de ahí la importancia de conservar las variedades locales de cada zona. IMG_20180427_173745

El año pasado una amiga me regaló unas semillas que un abuelo de la zona le había regalado a ella. No sabíamos ni la variedad ni características del tomate. Ella lo sembró en Cádiz con mucho mimo y obtuvo un buen resultado. A mi me regaló unas pocas semillas de las cosechadas por ella. Las sembré en marzo en semilleros con el mismo cuidado que el resto y en primavera los trasplanté a tierra, los hice un buen acolchado con la hierba que segué para evitar la perdida de humedad y erosión del suelo, y me olvidé de ellos hasta ahora que han empezado a madurar los tomates.IMG_20180603_154151Cuando digo tomate de secano, no es una variedad en si misma, esta variedad no existe, pero como no conozco su nombre lo llamo así. No hay variedades de secano o de regadío, hay semillas más adaptadas que otras. Simplemente eso.

Hace no muchos años en España y otras muchas partes del mundo no estaba tan extendido el riego y se cultivaba con mucha menos agua. Esas semillas estaban adaptadas a la falta de agua y producían perfectamente. Pero ya lo hemos olvidado, nos han hecho creer que sin agua no se puede cultivar. El agua hace que la planta sea más productiva, que de frutos más gordos, pero no tiene porque ser de más calidad. No siempre cantidad es sinónimo de calidad.

Voy a intentar explicar brevemente como podemos tener nuestras propias variedades de secano. Si seleccionamos una semilla, da igual cual sea la variedad y el primer año la sembramos y no la regamos nada, o regamos una parte del cultivo y luego dejamos de hacerlo, morirá. Pero si desde el principio la regamos lo justito para que no muera, nos dará pocos frutos y pequeños. Pero si no desistimos y guardamos esas semillas y las volvemos a sembrar al año siguiente, estas plantas serán más resistentes que las primeras, y crecerán más sanas y producirán mejores frutos ya que las semillas guardan en su memoria genética la escasez de agua. Poco a poco y año tras año, se reducirá el aporte de agua hasta que las plantas se conviertan en verdaderas plantas de secano.

Cultivo en secano quiere decir que no se riega, no que las plantas no dispongan de agua. Todo ser vivo necesita un mínimo de agua para vivir y las plantas no van a ser menos. ¿De donde la obtienen entonces? Estos cultivos deben de plantarse a finales de primavera cuando el suelo aun mantiene el agua de las lluvias primaverales, cuando llegue el calor y la falta de agua estas plantas habrán desarrollado un sistema radicular potente con el que obtendrán la humedad necesaria de las capas más internas de la tierra.

He aquí la importancia de sembrar en la época adecuada. Mientras que en regadío se puede sembrar casi todo el año, en secano una vez que llega el calor fuerte ya no se puede plantar porque las plantas pequeñas no tienen raíces desarrolladas para obtener la humedad que necesitan.

Al igual que decimos que las semillas se adaptan a la escasez de agua con el paso de los años, también ocurre lo contrario. Es decir, si cogemos estas semillas y las regamos, o las plantamos en una zona con muchas lluvias o humedad alta, también se acostumbrarán al agua y se convertirán en una semilla de regadío como las demás.IMG_20180827_163100Pero esto no ocurre solo con los tomates. Se puede hacer casi con cualquier tipo de cultivo. Puedo decir que he visto huertos de patatas, cebollas, melones, sandías, tomates, alubias… que se desarrollan perfectamente sin riego alguno. Claro está, necesita mucho trabajo, paciencia y dedicación. Las cosas buenas requieren su tiempo y en el campo y concretamente en las semillas mucho más.

 

 

SEMILLANDO CEBOLLA

Es importante conseguir semillas de calidad, para eso hay que conocer el ciclo vital de las variedades que queremos semillar.

Está llegando a su fin el ciclo vital de las cebollas, por lo que es el momento de cosechar sus semillas para poder volver a plantarlas el año que viene.

El proceso de cosechar semillas de cebolla es relativamente sencillo, lo complicado es conseguir semillas de calidad y para ello hay que mimar la cebolla durante todo el cultivo, por ello vamos a explicar resumidamente todo el ciclo vital de la cebolla.

La cebolla, Allium cepa, es una planta bianual y es la variedad más común del género Allium. Dentro de este género  existen varias especies comúnmente denominadas “cebollas” como la chalota o la cebolla de verdeo.

29598239_1756401677754527_6423098488002226998_nDependiendo de la variedad de cebolla, podremos sembrarlas en nuestro caso en enero, para cosecharlas en verano o más adelante si son variedades de otoño invierno. Nosotros las sembramos en el suelo en un lugar soleado pero resguardado de heladas. Al llegar la primavera las trasplantamos a su lugar definitivo. No son un cultivo exigente y no suelen sufrir plagas. A finales de verano cuando llega el momento de recolectarlas, las guardamos en un lugar seco y fresco donde se conservarán perfectamente. IMG_20180324_114141Como hemos dicho, es una planta bianual, lo que quiere decir que en su primer año produce el bulbo y el segundo año florece y produce las semillas. Nosotros descartamos las cebollas que espigan el primer año, si guardáramos semillas de estas plantas estaríamos guardando semillas de plantas poco resistentes y que no han completado su ciclo por lo que poco a poco la semilla iría degenerando. Esto lo aplicamos a todas las variedades bianuales.  Al llegar enero seleccionamos unos cuantos buenos ejemplares y los volvemos a replantar.

Estas cebollas van a desarrollar nuevos tallos, y con el tiempo, la cebolla inicial se dividirá en tantos bulbos como tallos haya desarrollado. Esto es lo que se conoce como cebolleta o en algunas variedades calcots. Si no se cosechan, en los extremos de estos tallos se desarrollarán las inflorescencias que darán lugar a las semillas.

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La cebolla es una planta alógama, lo que quiere decir que se reproduce por polinización cruzada y entre variedades genéticamente diferentes. Esto supone que si hay otras cebollas cerca cuando tiene lugar la floración, nuestros ejemplares se cruzarán y la descendencia puede que no sea igual a la madre. Para evitarlo nosotros solamente reproducimos una variedad cada vez.

IMG_20180618_211656Como podemos ver no es fácil llegar hasta este punto, ya que deben haber pasado casi dos años y debemos haber tenido cuidado para evitar los cruzamientos entre variedades. Además, es importante el número de cebollas que dejamos para reproducir, ya que cuanto mayor sea el número, mayor calidad tendrán las semillas.

Una vez llegado a este punto, el procedimiento es más sencillo. Debemos dejar que las flores se sequen completamente en la planta antes de cortarlas. Una vez secas y cortadas, con los dedos desgranamos las semillas de la flor. Para limpiar la semilla de las impurezas, podemos sumergirlas en agua, de manera que las semillas se van al fondo y la paja y semillas que no sirven se quedan flotando. Con un colador quitamos todas las impurezas y a continuación lavamos las semillas y las dejamos secar unos días hasta asegurarnos que están completamente secas.

Ya solo queda empaquetarlas y etiquetarlas y listas para sembrar al año siguiente. La semilla de cebolla a partir de un año pierde poder germinativo así que es recomendable recoger semillas al menos cada dos años.

 

 

CULTIVO DE GARBANZOS Y LENTEJAS

Las lentejas y los garbanzos son legumbres con unas cualidades nutricionales y culinarias excepcionales, además de ser una alternativa de cultivo interesantísima para las tierras de secano.

Como ya os contamos, a finales del mes de marzo sembramos dos tipos de garbanzos (uno negro cedido por http://www.cultibook.com y otro típico del pueblo) y las lentejas en una tierra de secano. en otra entrada anterior os explicamos como lo hacíamos, así que ahora vamos a mostraros unas fotos de la evolución de su cultivo, desde que nacieron hasta su recolección y limpieza.

Ambos cultivos se sembraron a la vez, a finales del invierno con la tierra con buen tempero. Desde entonces se han desarrollado completamente en secano y sin ningún tipo de cuidado excepto el del control de las hierbas adventicias, cavando un par de veces para controlarlas y aporcar un poco los tallos de las plantas.

Los dos cultivos los hemos tratado prácticamente igual, excepto en el número de semillas. Mientras los garbanzos hemos puesto 3-4 semillas por golpe, las lentejas han sido bastante más. Es una planta más pequeña y con menos vainas, por lo que la densidad de siembra es mayor, nosotros hemos puesto sobre 10-12 semillas por golpe.

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Lentejas nacidas

 

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Garbanzos nacidos

Cuando las plantas tienen dos palmos de altura debe hacerse una limpieza de hierbas adventicias y aporcamiento de la planta repitiéndolo de nuevo a mitad de temporada.

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Primera limpieza de hierbas

 

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Hierbas a mitad de cultivo

 

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Segunda limpieza de lentejas

 

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Segunda limpieza de garbanzos

 

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Garbanzos en flor

 

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Lentejas en flor

 

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Garbanzo negro en flor

Tanto las vainas de las lentejas como las de los garbanzos contienen de 1 a 2 semillas. Cuando la vaina está verde, los garbanzos crudos son una delicia.

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Capuchones de garbanzos

 

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Vainas de lentejas

Las plantas deben estar bien secas en el momento de la cosecha.

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Garbanzos a punto de secarse

 

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Plantas secas y listas para recoger

Una vez que las plantas están bien secas hay que proceder a su recogida. Esto debe hacerse al amanecer, antes de que salga el sol. Con el relente de la mañana, las plantas están húmedas, lo que permite arrancarlas sin que se abra o desprenda ninguna vaina de la planta. Si se hiciera a pleno sol, las vainas estarían tan secas que se abrirían y se perdería una gran cantidad de garbanzos y lentejas.

Los garbanzos arrancados deben apilarse por montones boca abajo. Esto permite que a la hora de cargarlos o transportarlos se puedan coger con una mano del tallo sin que se caiga ningún capuchón.

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Garbanzo recogido y apilado

Una vez recogidos, hay que dejar que se seque la humedad de la mañana y deben trillarse a pleno sol  para abrir las vainas y separar el grano de la paja. Una vez trillados y separada la paja grande, debe limpiarse el grano de pequeñas pajas e impurezas. Esto se hace aventando el grano. Un día que sople el viento ponemos una manta en el suelo para recoger el grano y vamos tirando al aire los garbanzos o lentejas, el aire se llevará el polvo y la paja, y los garbanzos caerán en la manta. Una vez aventado, hay que escardar los garbanzos y las lentejas para quitar las pequeñas impurezas que puedan haber quedado tras el aventado.

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Aventando

 

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Garbanzo limpio dentro de una media fanega

 

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Lenteja limpia

Una vez limpia la legumbre, hay que conservarla adecuadamente en lugar seco, fresco y oscuro. Las lentejas nos gusta congelarlas 48 horas para evitar que pueda aparecer el gorgojo.

Es un cultivo muy bonito y gratificante y nos permite sacar partido a las tierras de secano y obtener legumbre de calidad superior para todo el año.

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Garbanzo tradicional, garbanzo negro y lenteja Dupuy